HIGIENE EN LA PISCINA: CONSEJOS BÁSICOS

NOV 03, 2015
Aunque ahora ya no utilices tu piscina privada, es posible que durante el resto del año vayas a una piscina cubierta para seguir practicando deporte o simplemente disfrutar del agua. Y todavía es más común en los niños, que cada vez son más asiduos a las piscinas, practicando natación como actividad extraescolar.
 
Si ya en nuestra piscina cuidamos la higiene, en las piscinas públicas debemos extremar las precauciones, ya no solamente por nuestra salud, sino por la del resto de bañistas. 
 
De entrada, en la mayoría de piscinas cubiertas es imprescindible el uso de gorro de baño, así como ducharse antes de entrar en el agua. Las cloraminas son las responsables del mal olor en las piscinas, y se producen cuando entran en contacto los residuos orgánicos con el cloro. Por lo tanto, si eliminamos el máximo posible de estos residuos antes de entrar en el agua, evitaremos la producción de cloraminas.
 
Las bacterias y gérmenes también se encuentran en el suelo del entorno de la piscina. Por eso lo más recomendable es caminar con zapatillas de goma dentro del recinto de la piscina, así como en las duchas y vestuarios. Cuando te duchas después de salir de la piscina, recuerda, limpiarte a conciencia los pies y la zona que queda entre los dedos, que es más propensa a acumular humedad y desarrollar hongos.
 
Las infecciones del oído son las grandes temidas de los bañistas. Los niños las sufren aún más a menudo. Para evitarlas, lo mejor es usar tapones para las orejas y secarse bien el pabellón auditivo después (no utilices bastoncillos de algodón, porque pueden dañar el tímpano; es preferible hacerlo con una toalla).
 
¡Y no te olvides de los ojos! Ellos también necesitan protección. Báñate siempre con gafas de natación, y haz que los niños también se las pongan. Impedirás que los ojos se te irriten y contraigan enfermedades como conjuntivitis o molestos picores y ardor.
 
Por último, si estás enfermo o tienes alguna herida abierta, evita ir a la piscina, ya que podrías contagiar al resto de bañistas o provocar que tu herida se infecte.